El dinero no compra amor y esto mismo fue lo que aprendió sobre la felicidad el inglés Roy Gibner, quien en 1998 ganó un premio de 9 millones de euros gracias a un boleto de lotería.
Durante muchos años Roy se dedicó a vivir una vida llena de lujo después de ganar la lotería: mansiones millonarias, viajes a increíbles destinos, coches de alta gama… Hasta compró un caballo de carreras. Pensando que así podría ‘suplir’ la falta de amor que había en su vida tras divorciarse de su primera mujer y madre de dos de sus hijos.
Parecía que su nuevo estilo de vida lleno de lujo y gastos le traía la felicidad. Durante esa época inició una relación y pensaba que había vuelto a encontrar el amor. Decidió casarse de nuevo e incluso tuvo un hijo con su nueva esposa.
Cuando parecía que amor y fortuna se estabilizaban en su vida, Roy volvió a divorciarse y como parte del acuerdo su ex mujer se quedaría con buena parte de su fortuna: una casa en Escocia, un coche, una caravana y 60.000 euros en metálico, además de la pensión mensual.
El dinero no siempre da la felicidad
En 2015, después de perder casi todo el dinero y acumular deudas, tuvo que vender su millonaria mansión para pagarlas y mantener algo de dinero en efectivo para así volver a su ciudad natal.
Después de quedarse sin lujos, se reencontró con una mujer con la que había tenido una breve relación antes de su matrimonio y con quien recuperó la felicidad pese a haber perdido su fortuna.
Después de estos años se ha dado cuenta de que la lotería fue una bendición, pero también una maldición. Le permitió llevar una vida de lujo durante años.
Ahora ha vuelto a sus orígenes humildes pero hay amor en su vida y asegura que es mucho más feliz que cuando era millonario. Eso sí, está reformando la casa de 300.000 libras que compartirá con su novia y que será lo único que quede de su fortuna, pero sabe que es mucho más afortunado gracias al amor.
Y tú, ¿crees que si te tocase la lotería serías más feliz?
Esperamos que tengas mucha suerte.