La semana pasada una mujer de Carolina del Norte, cansada de que su marido se gastara el dinero en juegos de azar que no le reportaban ningún beneficio, decidió comprar un boleto por el que pagó 10 dólares. Quería demostrarle que jugar a la lotería es una estupidez y que nunca toca.
Glenda Backwell reconoció a los medios de comunicación que «a veces me enfado con él y le digo que está malgastando el dinero». Su marido Buddy le había pedido que comprara dos boletos para la lotería Powerball pero ella no le hizo caso y decidió jugar al rasca Carolina Millions.
Su plan resultó fallido
Tras comprobar los resultados vio que le había tocado un millón de dólares. Al principio Glenda pensó que «iba a ser mala y a mostrarle que no había ganado», sin embargo reconoce que «tuve que comerme mis palabras pero esas palabras resultaron ser muy dulces».
A la hora de cobrar el premio el matrimonio tenía dos opciones: recibir el millón dividido en veinte pagos anuales de 50.000 dólares cada uno o recibir todo el dinero en un solo pago. Eligieron esta segunda opción a pesar de la reducción de este, ya que al incluir los impuestos se les ha quedado en 415.503 dólares.
Glenda y Buddy Blackwell también aseguraron que con el dinero del premio pagarán la universidad de sus nietas y quieren asegurarse una jubilación tranquila. «Hemos pasado muchas dificultades, pero ahora podemos comprar nuestra propia casa y tener nuestro propio terreno».
Sin duda este es un claro ejemplo de que la suerte llega cuando menos te la esperas así que por si acaso, ¡mucha suerte a todos!