David Owen compró un boleto de lotería en 1997 en Sidney y al ir al mismo quiosco para comprobar resultados, vio durante unos pocos segundos en la pantalla del terminal de lotería las palabras “ganador provisional”. Sin embargo, el trabajador le dijo que ese boleto no tenía premio y lo tiró. Más de 20 años después, Owen asegura que el empleado no hablaba bien inglés y que no debió de entender correctamente lo que significaba “ganador provisional” por lo que ha…